Hace seis años empezábamos la primaria.
Esa Navidad Pedrito arrancaba un camino duro.
Aprendimos de el y de su familia que los brazos no se bajan, que hay que ponerse en manos de Dios.
Que hay que creer.
Pasaron los años. Y nos acostumbramos a convivir con un guerrero en el curso, y tanto nos acostumbramos que de a ratos nos olvidamos. En otros momentos se nos hacía evidente y nos llevaba a vivir, por ejemplo, una comunión diferente, con aplausos incluidos que brotaron en pleno altar! Somos personas bendecidas por esas experiencias.
Mientras a todos nos pasaba la vida, el tratamiento de Pedro siguió adelante. Imagínense. IMAGÍNENSE. Seis años.
Hoy, en esta Semana corta y sobre todo SANTA terminó su tratamiento. Quedan controles cada seis meses.
No se me ocurre un rosario lo suficientemente completo para agradecer. Pero si podemos empezar agradeciéndole a Mercedes y a Gustavo que, tan generosamente, compartieron el camino y la alegría de cada logro. No debe haber sido nada fácil abrirnos el corazón a nosotros que tan preocupados estábamos por cosas como el color de la tapa del cuaderno.
Y desde aquí, como un símbolo, el último post de este Blog. Porque ya no es necesario.
QUÉ FELICIDAD TAN GRANDE!
Flia Borrajo, son grosos. Gracias por tanto. Dios los siga cuidando siempre.